A un año de la desaparición de las hermanas Virginia y Daniela Ortiz
Ramírez, queda un sendero de dolor, lagrimas, desesperación y
sufrimiento por partes de los familiares y amigos.
Virginia y Daniela Ortiz Ramírez desaparecieron el 5 de julio de
2007. Hasta el día de hoy no tenemos noticias reales sobre su
paradero. Existen rumores de que están vivas a manos de sujetos
inhumanos; hay quienes dicen que las tiene una banda de delincuentes o
que las tienen personas quienes se autonombran para secuestrar,
violar, emboscar, despojar y robar.
Durante un año no las hemos visto; hemos tocado las puertas de las
diferentes instituciones responsables de investigaciones. Y a pesar de
nuestro sufrimiento sólo hemos recibido promesas que se convierten en
mentiras.
El gobierno se hace sordo ante nuestras exigencias. Nosotras pensamos
que el gobierno debe cumplir con sus obligaciones: les corresponde
investigar exhaustivamente, hacer justicia y cuanto antes devolvernos
con vida a Daniela y Virginia. En vez de esto, sólo hemos recibido
indiferencia.
Por poner sólo un ejemplo, en la entrevista que las familiares tuvimos
con el Procurador el señor Evencio Nicolás Martínez Ramírez, expusimos
la situación, y su respuesta fue: que lamentaba la situación por la
que estaba pasando la familia, y que no se trata de que ellos no
quisieran trabajar, pero que todo iba muy lento porque es muy difícil
entrar a la zona triqui por la presencia de los grupos políticos en la
región, y que no iba a arriesgar a su gente. En un tono de burla,
agresividad y de falta de sensibilidad, nos dijo "si quieres, puedes
ir a toda la región triqui a buscar a tu familia, hasta voy a aplaudir
si vas a hacer eso".
Hemos acudido a la Fiscalía de la Mujer a denunciar éste y otros casos
de mujeres triquis violentadas, y su respuesta ha sido positiva, nos
dicen que la situación es preocupante y que quieren contribuir a que
se resuelva. Pero las respuestas del Procurador han sido totalmente
negativas, no hay voluntad de estas instancias de gobierno de hacer
algo por encontrar a Daniela y Virginia, ni por castigar a nadie por
los otros delitos, lo que nos hace pensar que hasta obstaculiza lo que
otros quieren hacer. De hecho, según el señor Evencio hay liberadas
órdenes de aprehensión contra presuntos culpables de delitos de
violación y lesiones de mujeres triquis que pueden estar relacionados
con los casos de las desaparecidas, pero al momento, ninguna de éstas
se ha ejecutado, lo que significa una eficiente protección a la
impunidad.
Ya nos hemos acercado a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero
las recomendaciones de nivel federal no las ha atendido el gobierno
del estado. Ante esto, la alternativa que hemos tenido es pedir
auxilio a los diferentes de derechos humanos y a las organizaciones no
gubernamentales (ONG´s). Junto con éstas nos hemos entrevistado con
diputados la cámara de diputados federal en la ciudad de México, donde
se les planteó el caso a la comisión de Equidad de género. Esta
comisión trabajó y finalmente se emitió un exhorto al titular de la
Secretaría de Gobernación para que emitiera la declaratoria de Alerta
de Violencia de Género para la región Triqui del estado de Oaxaca. Así
mismo, solicitaron al Gobierno del Estado de Oaxaca, remitiera un
informe sobre las acciones para atender los resolutivos de ese
Acuerdo.
Al día de hoy, ningún avance: no hay ningún informe a la cámara de
diputados, no hay acciones para evitar la violencia en la región
triqui, no hay investigaciones sobre el caso, en suma, nuestras
familiares siguen lejos de nosotros, no sabemos en qué condiciones, y
cada vez más perdemos la esperanza en que las instituciones
gubernamentales hagan algo por encontrar a Daniela y Virginia.
Lo peor es que la violencia en la región contra las mujeres no sólo
persiste, sino se incrementa, y con ello, la denegación de la justicia
a nuestra gente y la impunidad. Nuestras hijas, nuestras hermanas,
nuestras amigas, las niñas, viven en el temor de que en cualquier
momento sean baleadas, golpeadas, secuestradas o violadas, como ha
sucedido con Leticia, María, Sofía, y mucha más mujeres y niñas a
quienes les han robaron la alegría de vivir, y ya nunca más serán las
mismas.
Si ya no creemos en las autoridades porque hasta ahora no han hecho
nada, ¿qué más nos queda: esperar a que quienes las tengan sientan
nuestro dolor y por buena voluntad nos entreguen a Daniela y Virginia
con vida? Algo tenemos qué hacer porque nuestra región tiene una
herida abierta y hay que curarla.
En este momento estamos haciendo esfuerzos de diálogo y consenso entre
los hermanos triques, estamos en espera de poder de firmar la paz
entre las comunidades. Tenemos fé y esperanza de que a través de
diálogos haya paz y tranquilidad para todas las familiares afectadas.
El pacto entre quienes vivimos en la nación triqui traerá amor, paz,
tranquilidad y respeto. Tenemos sueños: queremos aterrizar proyectos
productivos, queremos terminar con la ignorancia, queremos salir de la
pobreza, queremos ser tratados con justicia. Esos son nuestros sueños,
sueños que son posibles con la denuncia de nuestra situación a nivel
estatal, nacional e internacional; con el apoyo de todas las
organizaciones, sociales, independiente y democráticas, con el apoyo de la sociedad civil, con la participación de los intelectuales, de los sindicatos y del pueblo en general.
El pueblo Triqui y sus mujeres agradecerán el apoyo que puedan
brindarles; recordemos que resolver la violencia en la región hará un
Oaxaca más justo y digno.
¡¡¡Si no estàn ellas........ No estamos
todas!!!
2 de julio de 2008
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